Fundamentos




Durante los siglos pasados el mundo fue arrasado por ideas completamente opuestas, por un lado los totalitarismos que colectivizaban al hombre reduciéndolo a un número (comunismo) y por el otro quienes reducían al hombre a una mercancía (el capitalismo y el liberalismo). Pero esos tiempos han pasado, todas esas ideas deben ser superadas y remplazadas por una concepción nueva fundada tanto en el individualismo como en el colectivismo.

Colectivista porque el estado y el pueblo son parte de un único cuerpo encaminado a un destino común, la Nación.

Individualista por la negación de la riqueza material y la importancia fundamental de la riqueza espiritual de cada persona.

El eje sobre el que tiene que girar todo el sistema, tanto en lo político como en lo económico, debe ser el Hombre, pero no el Hombre de la sociedad moderna ni el nuevo hombre socialista, sino un hombre fundado en valores eternos que construyan su persona para así poder cambiar el mundo de manera positiva. 

El hombre no es sólo una enumeración de derechos sino una construcción de valores eternos de vida, libertad, integridad, honor y dignidad. Y el cumplimiento de su deber: ser la base de la familia, construir la familia y de esta manera sentar las bases de una sociedad mejor.
La nación argentina es una Unidad Invencible, una unidad de destino encaminada a conquistar la gloria o morir en el intento. La gloria es la posición que le corresponde en el mundo, lo que implica el beneficio de todos los argentinos con el fin de alcanzar una sociedad que supere la lucha de clases, y pudiendo nacer, crecer, vivir y morir con todas las posibilidades sociales y la dignidad que se merece como un ser humano y espiritual.
Los problemas sociales no tienen solución posible dentro del sistema capitalista y liberal, y mucho menos dentro del sistema comunista que propone la izquierda.
Para solucionar este problemas debemos sindicalizar el estado en base a un sindicalismo unitario y vertical. D esta manera los trabajadores serán propietarios de los medios de producción
El motor de la economía, el valor del dinero, el derecho al beneficio y la dignidad laboral del trabajador no pueden tener otro fundamento que el del trabajo. La especulación y la usura estarán prohibidas.
Nos oponemos al marxismo  por ser un idea destructora de la nación, la espiritualidad y la tradición y causar el enfrentamientos intestinos que llevan a  carnicerías sin fin.

Nuestra idea no es una idea de dogmas, libros y grandes compendios científicos. Nuestra idea es la idea de la acción, porque la práctica sin ideas es la búsqueda y solución del problema en el menor tiempo posible y de la manera más efectiva. Una idea sin práctica no es más que una mentira.


Nos oponemos a la democracia como es entendida hoy en día por ser un boleto fácil para los cadetes de la corrupción. Debemos buscar una nueva forma de democracia, donde gobierne el más capacitado y no el más carismático (como sucede hoy).


Somos anti-pacifistas. La paz es conformismo y pura autosatisfacción, nosotros somos una idea de la lucha, de guerra constante, buscamos el problema y lo combatimos. El pacifismo es el arma ideal de un mundo perfecto, pero el nuestro es un mundo infectado de la putrefacción marxista, capitalista y liberal. El único camino para la paz es la guerra.

Debemos formar nuevos hombres y mujeres con base en la tradición, en la moral, en el estudio y en la justicia. Si cambiamos al hombre, si formamos un hombre recto y justo, el cambio de nuestra nación hacia un futuro grande y luminoso será inevitable.

Nos oponemos totalmente a la política criminal del aborto que acaba con la vida de miles de personas al año en un genocidio que muchos intentan de justificar siendo injustificable. Con al nueva ley que aprueba el aborto sentimental un país que defiende los derechos humanos comete un genocidio que contradice sus propios ideales.

Aún así defendemos la pena de muerte contra los autores de los crímenes más graves como el asesinato y violación por considerar que estas son personas peligrosas para el resto de la sociedad y sin posibilidad de recuperarse.


El Nacionalismo Católico es un conjunto de ideas fundadas en la Doctrina Social de la Iglesia y el catolicismo social. En la Argentina sus principales referentes han sido los sacerdotes católicos Julio Meinvielle y Leonardo Castellani, y los filósofos Jordán Bruno Genta y Carlos Alberto Sacheri, éstos dos últimos asesinados por la organización guerrillera Ejército Revolucionario del Pueblo en 1974. También el destacado escritor Hugo Wast. En la actualidad existe un Grupo de Investigación Carlos A. Sacheri, que ha publicado el libro La primera guerra del Siglo XX argentino.

El Nacionalismo Católico contiene las siguiente sideas: 

En general, sus posiciones coinciden con las de la Iglesia católica.

Valora positivamente el legado grecolatino, el medioevo y la hispanidad.


Sostiene que la vida humana se inicia durante la concepción, por lo cual rechaza el aborto.

Tiene una concepción tradicionalista de la familia.

Reconoce el derecho de propiedad privada.

Proclama los principios de primacía del bien común y de subsidiariedad del Estado.

Aunque es "accidentalista" en materia política, prefiere un gobierno "fuerte" a la anarquía.

Favorece la existencia de sociedades intermedias (véase gremialismo).


Se opone al relativismo moral y al laicismo.

Es partidario de posibilitar la enseñanza religiosa en las escuelas (o de mantenerla en aquellos países en que se realiza).

No existe en el nacionalismo católico nada parecido a la doctrina racial del nacional-socialismo. Cualquier duda sería despejada, desde que el Papa Pío XI "condenaría al nacional-socialismo en la encíclica Mit brennender Sorge, dirigida al episcopado alemán en el transcurso del año 1937". y que tuvo importante repercusión. Por ejemplo, Meinvielle consideraba que el fascismo constituía la traducción política del panteísmo hegeliano y también -siguiendo las enseñanzas del documento- caracterizaba al nacionalsocialismo como un movimiento cultural formalmente precristiano y esencialmente pagano, en su pretensión de recrear los mitos nórdicos de las antiguas divinidades germánicas. El nacionalismo católico sigue las enseñanzas de la Iglesia también en este aspecto.

No tiene ninguna relación con el separatismo.

En la actualidad, no se definen ellos mismos como nacionalistas católicos, puesto que el nacionalismo como ideología, entendido como exaltación de lo propio frente a lo extranjero, es rechazado por la Iglesia, contraponiéndosele la virtud cristiana del patriotismo, que obliga al servicio a la comunidad.


El Nacional Sindicalismo es un sistema ideológico fundado por José Antonio Primo de Rivera. Que se caracterizo por su catolicismo y su oposición al capitalismo y al marxismo por igual.

José Antonio consideraba que la unidad de España se debía a una unidad de destino, a una voluntad de imperio y buscaba la unificación cultural y económico de las naciones pan hispánicas.


En el Nuevo Estado Sindical la lucha de clases que divide a la nación serán superadas por el Sindicato Vertical, que agruparía en un mismo organismo a empresas y trabajadores de una misma rama de la producción.  Los medios de producción se sindicalizarían y se administrarían según la auto-gestión. Entregándose la propiedad sobre los medios de producción a los trabajadores.




El término anti capitalismo se refiere a una extensa colección de ideologías, movimientos y actitudes que se oponen en forma total, o parcial, al capitalismo.
En general, algunos anti capitalistas pueden estar a favor de algún tipo de colectivismo o comunitarismo económico o social, pero no todos y no necesariamente (existen anti capitalistas que defienden diferentes niveles de propiedad privada).
Somos anti capitalistas porque el capitalismo al igual que el comunismo reduce al hombre a un mercancía y promueve una cultura anti moral y materialista en que el valor de las personas es proporcional a la capacidad de consumo o la propiedad que posea, reduciendo así el valor espiritual de la persona. Por otra parte el capitalismo explota al hombre de una manera devastadora para su persona, reduciéndolo bajo un sistema opresor que convierte su forma de vida en una esclavitud moderna.




La Iglesia Católica tiene una larga historia de anticomunismo. El Catecismo de la Iglesia Católica de 1992 afirma: "La Iglesia ha rechazado las ideologías totalitarias y ateas asociadas en los tiempos modernos al ‘comunismo’ o ‘socialismo’. Por otra parte, ha rechazado en la práctica del ‘capitalismo’ el individualismo y la primacía absoluta de la ley de mercado sobre el trabajo humano. La regulación de la economía por la sola planificación centralizada pervierte en su base los vínculos sociales; su regulación únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque ‘existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado’. Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común".
El papa Juan Pablo II fue un duro crítico del comunismo, y otros papas compartieron este punto de vista, por ejemplo el papa Pío IX publico la encíclica papal Quanta cura en la que llamaba al "comunismo y el socialismo" el error más fatal.
Durante la Guerra Civil Española, la Iglesia Católica se opuso a las fuerzas frente populistas, y rezó por la victoria de Franco y sus partidarios.
Además el marxismo es un sistema puramente materialista que reduce al hombre en una célula sin importancia dentro de la colectividad, los convierten en maquina al servicio de la dictadura del proletariado y explotándolo de la misma manera que lo hace el capitalismo.
El comunismo es una mentira, una utopía de soñadores para engañar a los obreros y someterlos a una lucha perdida y sin sentido. El trabajador debe vivir y luchar en la realidad y no en un mundo de fantasía sacrificando lo poco que tiene por una clase dirigente que terminara explotándolo.



La autarquía o autosuficiencia es un pensamiento político por el cual un país debería poder sustentarse por si solo o con con el menor intervención de relaciones con el extranjero. Un sistema económico como este se puede dar en países con gran cantidad de recursos naturales e industrialización, es por este motivo que el movimiento fomenta la mayor industrialización del país. Consideramos que la patria, gracias a su gran cantidad de recursos naturales, podría mantener una autarquía y de esta manera lograr la total independencia del exterior y de sus influencias



«Si vis pacem, para bellum» («Si quieres la paz, prepárate para la guerra»).

Para que la Argentina pueda reclamar su posición ante el mundo así como sus territorios sometidos al imperialismo y aquellos territorios históricos perdidos así como también imponer su real soberanía ante la presencia de la amenaza extranjera, debe convertirse un país poderoso. un país poderoso no solamente lo es en su industria sino en su poder militar.


Aunque la nación desarrolle una fuerte economía todavía sera susceptible a al imposición violenta del imperialismo y por lo tanto su soberanía no sera respetada. Debemos crear unas fuerzas armadas fuertes, numerosas y bien equipadas, lo suficiente para plantar cara al invasor ingles y las demás naciones que quieran imponer su palabra sobre la nuestra. 




Tradicionalismo, en la historia de la filosofía, es la tendencia a valorar la tradición en cuanto conjunto de normas y costumbresheredadas del pasado.
El tradicionalismo se basa en que la verdad proviene de una fuente divina (revelación). El error no es una consecuencia de un malaprendizaje subsanable por su corrección, sino un castigo; por lo tanto, la verdad no es asunto de la razón, sino de la autoridad, transmitada por la tradición y el legado histórico.
La tradición, según yo entiendo, consistiría en repetir o imitar lo que hacían nuestros antepasados. La cuestión principal de la tradición así entendida se traduce en cómo construir una casa, cuándo sembrar y cuándo cosechar, cómo vestirse para ir a la iglesia los domingos, etc. Las tradiciones están sujetas a cambios, a causa del resultado acumulado de múltiples imitaciones imperfectas, a menos que fuerzas externas impidan la desviación de la actividad en cuestión, que varía por momentos antes que continuamente. En cambio el tradicionalismo -imitación deliberada de algún modelo original- no está sujeto a cambios; si el tradicionalista cometió un error al copiar un modelo, ese error no pasará a la generación siguiente, que se remitirá al original antes que a la copia. La tradición tiene corta memoria, el tradicionalismo la tiene larga. Generalmente el tradicionalismo está sustentado por normas sociales. La tradición suele estar apoyada por una norma (como en el caso de decir cómo ha de vestirse uno para acudir a la iglesia) pero no necesariamente. Una persona que se desvía de la tradición, en cuestiones técnicas por ejemplo, es considerada por sus vecinos estúpida o excéntrica, pero no transgresora de una norma.
J. Elster, 1991, El cemento de la sociedad, p. 127.
El tradicionalismo político no es necesariamente una postura conservadora o reaccionaria, pues puede limitarse a una actitudmoderada ante los cambios, ya sean de pequeña o gran magnitud (revolución); pero lo más habitual históricamente ha sido la actitudcontrarrevolucionaria de quienes han sido denominados tradicionalistas. A pesar de ello, ciertas ideologías o movimientos políticosque abogan por una revolución social (como los que sustentaron los gobiernos de Nasser en Egipto o Perón en Argentina) se han identificado con un ideal de tradiciones dinámicas. Tradicionalismo radical es la denominación de una corriente política e intelectual en torno a la revista Tyr.


La expresión Hispanidad apareció en la segunda década del siglo XX para denominar a las personas, países y comunidades que comparten el idioma español y poseen una cultura relacionada con España. En ella se incluyen entre 30 naciones y algo más de 472 millones de personas, en África, América, Asia, Europa y Oceanía.
La idea de Hispanidad se encuentra a veces asociada a la llegada de los primeros españoles a América conducidos por Cristóbal Colón, el 12 de octubrede 1492. Esa fecha es recordada en diversas naciones hispanas, aunque con distintos nombres y significaciones.
Más recientemente el término ha sido relativamente postergado por denominaciones que pretenden abarcar a toda una zona con culturas similares como lo es Iberoamérica o expresiones que hacen referencia principalmente a la lengua común como países «de habla hispana», o literatura o música «en español». También se ha generalizado la identificación de «lo latino», que en Estados Unidos se utiliza como sinónimo de «hispanic» (hispánico). Algunos consideran que también se incluye a los países lusófonos, pues Lusitaniaformaba parte de la vieja Hispania y de hecho aparece como segunda entrada en el diccionario de la Real Academia Española, María Moliner y Enciclopedia Larousse.

Cristianismo


«Después de esto, Bernabé fue a Tarso a buscar a Saulo, y cuando lo encontró, lo llevó a Antioquía. Allí estuvieron con la iglesia un año entero, enseñando a mucha gente. Fue en Antioquía donde por primera vez se les dio a los discípulos el nombre de cristianos»
Hechos 11:25-26

El cristianismo es una religión basada en las enseñanzas y milagros de Jesús, el cual es el Cristo. La palabra “cristo” significa el ungido. Cristo no es el apellido de Jesús. Jesús es el ungido de Dios el Padre el cual vino a este mundo, cumplió las leyes y profecías del Antiguo Testamento, murió en la cruz y se levantó físicamente de la muerte. Llevó a cabo muchos milagros los cuales fueron registrados en los Evangelios por los testigos. Él es tanto divino y humano en naturaleza. Por lo tanto, Él tiene dos naturalezas y es digno de adoración y a Él se le puede orar.
El cristianismo enseña que existe un solo y único Dios en toda la existencia, el cual hizo el universo, la tierra y creó a Adán y a Eva. Dios creó al hombre a Su imagen. Esto no significa que Dios tiene un cuerpo de carne y huesos. A su imagen significa similar al carácter de Dios, racionalidad, etc. Debido a que estamos hechos a la imagen de Dios, cada persona merece respeto y honor. Aún más, esto significa que nosotros no evolucionamos por el proceso del azar desde un organismo único celular hasta convertirnos en seres racionales, emocionales.
Dios creó a Adán y a Eva colocándolos en el Jardín del Edén y les dio libertad para escoger entre el bien y el mal. Ellos escogieron pecar. El pecado es hacer lo contrario a la naturaleza y la voluntad de Dios. Por ejemplo, Dios no puede mentir; por lo tanto, mentir es un pecado. El pecado que Adán y Eva cometieron al desobedecer a Dios resultó en la expulsión de ellos del Jardín del Edén también como el sufrimiento del efecto de la muerte.
Como resultado del pecado de ellos, sus hijos y todos nosotros heredamos una naturaleza pecadora. En otras palabras, nuestros hijos no son perfectos en naturaleza. Nosotros no tenemos que enseñarles a nuestros hijos a ser egoístas; ellos lo saben ser por naturaleza. Por lo tanto, lo que es pecado no puede dejar de producir lo que es pecado.
El Cristianismo enseña que Dios es una Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo; no tres dioses), de que Cristo Jesús es la segunda Persona de la Trinidad, que murió en una cruz y fue levantado de la muerte físicamente, que todas las personas se encuentran bajo el justo juicio de Dios ya que todos han pecado contra Él. También enseña que Jesús es el único camino para ser salvos del juicio venidero de Dios y de que la salvación se recibe por fe en la obra de Cristo en la cruz y no por otra cosa diferente con la que no podemos complacer a Dios.
Mientras que las otras religiones en el mundo enseñan que nosotros debemos hacer algo bueno para cooperar con Dios para lograr obtener el derecho a Su presencia en nuestras vidas, el Cristianismo en la única religión que enseña que la salvación es por gracia. Esto significa que nosotros no somos justos delante de Dios por nuestros esfuerzos, sinceridad u obras. En vez de esto, somos hechos justos delante de Dios por la fe en lo que Jesús hizo en la cruz.
Aún más, el cristianismo enseña que una vez que la persona es “nacida de nuevo”, es salva, el Espíritu Santo vive en esa persona y la persona es cambiada. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.” (2 Co 5:17). Esto significa que Dios vive en la persona y el Cristiano experimenta entonces una verdadera y viva relación con Dios.
Por lo tanto, la pregunta “¿Qué es el Cristianismo?”, puede ser mejor respondida al decir que esta es una relación con el Dios verdadero y viviente a través de la persona de Cristo Jesús por quien nuestros pecados son perdonados y escapamos del justo juicio de Dios.



Misa por la Patria - Reverendo Padre Alberto Ignacio Ezcurra


La realidad del Misterio Eucarístico

Festejamos el Corpus Christi, la fiesta del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. El símbolo de esta fiesta Patria, de esta Misa que como mensualmente realizamos, la destinamos de manera principal también a orar por la Patria.
La realidad del signo, la realidad de ese Sacramento que es el misterio grande de Fe y que es al mismo tiempo el misterio grande del Amor de Cristo. Esa realidad que nos muestran las palabras de Jesús en el Evangelio de hoy: «Mi carne es verdadera comida, mi sangre es verdadera bebida». Es realmente el Cuerpo de Cristo y la Sangre de Cristo lo que por las palabras el sacerdote y el poder de Dios que pasa a través de él, se hacen presentes sobre el Altar en cada Misa.
No hay allí algo simbólico, como han querido interpretar algunos, protestantes y católicos con mentalidad protestante. La Eucaristía piensan que es un signo, que es algo que nos recuerda lo que hizo Jesús, que es una memoria solamente de esta Última Cena o de la Pasión. Y entonces, si bien se acercan con respecto a comulgar, se acercan como si fueran a recibir una cosa santa, un papelito, la imagen de un santo. No. Es mucho más que eso. El que se hace presente sobre el Altar es Cristo con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Y lo que recibimos en la Comunión no es solamente una cosa digna de respeto, como el pan de San Antonio, sino que es el mismo Señor que se hace presente.
Y sobre el Altar se actualiza el único Sacrificio de la Cruz. Como Cristo en la Cruz dio hasta la última gota de Su Sangre, así sobre el Altar el pan y el vino que se consagran separadamente, afirmando de una manera incruenta, pensando, actualizando de una manera incruenta el Sacrificio del Señor.
Es, como decíamos, un misterio tremendo de Fe, porque los ojos del cuerpo son ciegos para las cosas de Dios. Si hay un misterio grande aquí en la tierra es el de esa presencia de Jesús en la Eucaristía.
No lo podemos comprender con nuestra inteligencia. No lo tocamos con nuestros sentidos. Pero lo creemos apoyados en la Palabra del Señor y en la luz de la Fe que nos ilumina internamente y entonces cuando se alza la Hostia caemos de rodillas y adoramos diciendo: «Señor mío y Dios mío».
Es un misterio grande de amor también, porque el Señor inventó la Eucaristía por amor. Cuando iba a volver al Cielo después de su muerte y su resurrección quiso quedarse en medio de nosotros y entonces hizo lo que hizo en la Última Cena y entonces constituyó a los apóstoles en sacerdotes para que a lo largo de toda la historia y a lo ancho de todo el mundo, repitieran lo que Él iba a hacer.
Pidámosle al Señor en esta fiesta que aumente nuestra Fe. Tratemos de acompañar mañana por la mañana en procesión el Cuerpo de Cristo que recorre nuestras calles, como una manifestación pública en esa Fe que tenemos en este misterio de Amor. Pidámosle al Señor que aumente en nosotros nuestra Fe, pidámosle que venga siempre sobre nuestros altares en la Misa y a nuestras almas en la Comunión y que al venir a nosotros transforma.
El pan que comemos para alimentar el cuerpo se transforma en nosotros en carne, en sangre, en huesos. Cuando nosotros con la debida disposición comemos a Cristo en la Eucaristía, es Cristo el que nos va cristificando. Nos transformamos en Cristo. «Crece y me comerás», decía San Agustín, «pero Yo no me transformaré en ti como el pan de tu cuerpo, sino que tú te transformarás en Mí ». La realidad de la Eucaristía.

El valor de los símbolos patrios

Si luego decíamos el símbolo… Hoy es el día de la Bandera y la Bandera es el símbolo de esa realidad que amamos y por la cual rogamos que es la Patria. El símbolo es aquello que representa algo. Es algo que puede ser constituido por los hombres, pero sin embargo es una cosa muy seria. Nos basta pensar solamente que la cruz es una cosa muy seria. Nos basta pensar solamente que la cruz es el símbolo de nuestra Fe cristiana y católica, y nos hace referencia a la tragedia del pecado y al amor inmenso de Cristo que muere en la cruz para salvarnos.
La cruz antes de Cristo era un signo de ignominia, era la peor condena que se podía dar a los delincuentes, pero cuando Cristo muere en la cruz cargando sobre sus espaldas nuestros pecados, Cristo muriendo en la cruz nos salva, la cruz se transforma en el símbolo de la salvación. Y cuando nosotros miramos una cruz, a través de ella adoramos a Dios y nosotros hacemos sobre nosotros mismos la Señal de la Santa Cruz. La Cruz es un símbolo y es una cosa seria, es una cosa sagrada, representa a Cristo, la fe de Cristo, nuestra condición de cristianos. La señal del cristiano es la Santa Cruz, aprendíamos en el Catecismo.
Y así como la Cruz es símbolo de la Fe de la Iglesia de Cristo, la Bandera es un símbolo de esa realidad humana que Dios quiso para nosotros que es la Patria. Es un símbolo, y un símbolo que está por encima de cualquier otro símbolo. Muchas veces hemos afirmado aquí que la Patria está por encima de las divisiones de clases y de las divisiones de partidos y de cualquier otra división. Porque el Bien Común de la Patria está por encima, tiene que estar por encima de todos los intereses particulares.
Puede haber símbolos que enfrentan a los hombres, que los distinguen, que los dividen. Los hombres se dividen a veces por banderías políticas y tienen un símbolo que los distingue a veces hasta en el deporte, los colores, el escudo, el distintivo, es un símbolo que está representando a ese club. Pero por encima de los distintos colores de boinas o de distintivos políticos, por encima de las diversas camisetas de los clubes, por encima de todos aquellos símbolos de realidades menores, está la Bandera que es el único símbolo que une a todos los argentinos en una empresa común, en la cual Dios nos quiere. Y esa empresa común es la Patria.
Decíamos que el símbolo es algo que hacen los hombres. Pero los hombres para hacerlo tienen algún motivo, y después ese símbolo que ha sido elegido pudo a lo mejor ser de otro color, de otra forma, pero ese símbolo que ha sido elegido se une a la historia de una Patria. Y van pasando los siglos, los años, va pasando el tiempo y ya no se puede decir de ese símbolo que se puede cambiar, que es sólo un pedazo de trapo, que es algo que podría ser distinto. No. ¿Por qué? Porque cuando ese símbolo ha pasado a ser el distintivo de una Nación y de una historia, ese símbolo de alguna manera está siendo consagrado por los hombres. Por los hombres en el cual mirándolo se reconocen, por los hombres que han derramado su sangre para defender ese símbolo sabiendo que defendían a la Patria, por los hombres que han prestado por generaciones y generaciones el juramento, por los que han sentido un día en su corazón la emoción al ver la Bandera que se iza en la mañana en el patio de la escuela, o en el mástil del cuartel. El símbolo que une a todos los argentinos por encima de cualquier otra cosa, el símbolo, que como decíamos, dependiendo de quienes han derramado su sangre, ya no es algo accidental, ya es algo importante, es algo que va unido de manera profunda a la historia de una Patria.

Las raíces marianas de la Bandera

Y también decíamos que el símbolo, si bien pudo haber sido de otra manera, sin embargo, los hombres que decidieron elegir ese símbolo, no la hicieron por casualidad. Y aquí hay algo que mira a las raíces más profundas de nuestra Patria y de nuestra Fe. Muchas veces se dice -y lo hemos dicho desde aquí en estas Misas por la Patria- que los colores de nuestra Bandera son los colores del manto de la Virgen. Pero algunos pueden creer que eso es una comparación poética. ¿No es cierto? Lo mismo que lo puede decir una maestra en un colegio: los colores de la Bandera, son los colores del cielo, las nubes blancas, el cielo azul, la nieve de las montañas. Es una hermosa comparación, pero es una comparación poética. Cuando decimos que los colores de la Bandera son los colores del manto de la Virgen, no estamos haciendo solamente una comparación poética, porque los colores de la Bandera argentina son los del manto de la Virgen, no por casualidad sino porque ésa fue la voluntad expresa del creador de nuestra Bandera y así nos lo señala la Historia. Cuando el Rey Carlos III consagra en 1761 España y las Indias a la Inmaculada y proclama a la Virgen como principal Patrona de sus reinos, creó la orden real que se va a llamar «Orden de Carlos III», cuyos Caballeros recibían como condecoración el medallón con la imagen azul y blanca de la Inmaculada, la cual estaba colgada al cuello, pendía del cuello de una cinta. Y el artículo 4º de los Estatutos de la Orden describe esta cinta: las insignias serán una bandera de seda ancha dividida en tres franjas iguales; la del centro blanca y las dos laterales color azul celeste. Los colores de la Inmaculada a la cual el Rey ha consagrado España y las Indias. Esta cinta la usaron los voluntarios que acompañaron a Pueyrredón en 1806 en la lucha contra los invasores ingleses y la llevaban anudada al cuello, como el pañuelo del criollo. Y habían elegido para esa cinta la medida de 38 centímetros que era el alto de la imagen de la Virgen de Luján. Y también, los mismos húsares de Pueyrredón, van a usar esta cinta en 1807 en la defensa de Buenos Aires contra los invasores ingleses. Pueyrredón y Azcuénaga usaban la cinta porque eran Caballeros de la Orden de Carlos III. Belgrano no la usaba porque él era Congresante mariano en las Universidades de Salamanca y de Valladolid. Y al recibirse de abogado, Belgrano juró defender el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, Patrona de las Españas.
Cuando en el año 1794 Belgrano es nombrado Secretario del Consulado, lo puso bajo la protección de Dios y eligió como Patrona a la Inmaculada Virgen María y colocó los colores azul y blanco en el escudo del Consulado que estaba en el frente del edificio.
Cuando emprende la marcha con sus tropas hacia el Paraguay para luchar por nuestra independencia, asiste a Misa con todo su ejército en Luján y pone al ejército bajo la protección de la Virgen.
No es por tanto por casualidad que Belgrano elige el color azul y blanco para dárselo a nuestra Bandera. Y de esto tenemos testimonios bien expresados. José Luis Gamboa, que era miembro del Cabildo de Luján junto con un hermano de Belgrano y que estaba allí cuando Belgrano pasa con sus tropas, escribe: « Al darle Belgrano los colores azul y blanco a la Bandera de la Patria había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, honrar a la Pura y Limpia Concepción de María de quien era ardiente devoto, por haberse amparado en su Santuario de Luján». Y el otro testimonio, que es el del Sargento Mayor Carlos Belgrano, hermano de Manuel Belgrano, desde 1812 Comandante Militar de Luján y Presidente del Cabildo de Luján. Y dice Carlos Belgrano: « Mi hermano tomó los colores de la Bandera del manto de la Inmaculada de Luján, de quien era ferviente devoto».
Por eso mismo, el Coronel Domingo French pudo decir en su proclama a las tropas de la Isla de Luján el 25 de septiembre de 1812: «Soldados, somos desde ahora en adelante el Regimiento de la Virgen; jurando nuestras banderas os parecerá que besáis su manto. Al que faltare su palabra, Dios y la Virgen por la Patria se lo demanden».

La Revolución Cultural: antipatriótica

Así nació nuestra Patria argentina. Así nació nuestra Bandera. Esos hombres de Fe, ardientes patriotas y grandes devotos de la Virgen, fueron los que fundaron esta Nación. Y eso es una realidad que nadie puede negar y que nosotros, por Dios y por la Patria, no tenemos derecho a olvidar y no tenemos derecho a traicionar.
Hoy vivimos en nuestra Patria una lucha que quiere destruir todos esos valores y olvidar nuestro pasado. Vivimos una revolución que de alguna manera es más peligrosa que la situación que vivió la Patria hace algunos años, cuando las guerrillas armadas querían apoderarse del poder para imponernos la bandera roja. Es más peligrosa porque mientras los montoneros o el ERP lo hacían empuñando las armas con atentados o crímenes, esta lucha es una lucha disfrazada y sutil. Lo que estamos viviendo hoy es una Revolución Cultural que quiere hacer un hombre nuevo, pero hacerlo desarraigándolo de su pasado, de sus valores, de su Fe, de la Historia. Es lo que se procura desde tantos medios de difusión en este tiempo. Personajes que tienen lugares importantes en la televisión o en la radio. Publicaciones periódicas como Humor, como El Periodista y como otra serie de revistas que hasta me daría vergüenza nombrar delante del Señor porque sería peor que decir malas palabras aquí delante de Él. Personajes que tienen lugares importantes en la formación de nuestra juventud, en la cultura, o que quieren manipular desde posiciones de importancia del Congreso Pedagógico para dar una indicación a nuestros jóvenes, desarraigados de todos los valores tradicionales de la Patria y de la Fe.
Se quiere crear un hombre nuevo sin raíces. Es lo mismo que pasa en todas aquellas cosas que tienden a destruir la familia a través de ese aluvión de inmundicia y de pornografía que tenemos. A través de la Ley de Divorcio que destruye la solidez que debería fundar a la familia. Junto con la Ley de Divorcio se ha aprobado la liberación de los anticonceptivos, y hay quienes ya están pensando en una nueva ley que sirva para aprobar el aborto, lo que afecta a la familia hasta en sus mismas raíces. Mañana es también el Día del Padre. ¿Qué podemos pensar de aquél que no tiene respeto por sus padres? De aquél que se avergüenza de su apellido. De aquellas familias que quieren fundarse no sobre la roca sólida de un amor definitivo y de una palabra que vale para siempre, sino sobre la arena movediza de las pasiones humanas. ¿Qué podemos pensar de aquellos que rechazan la vida? Dios perdona siempre, los hombres algunas veces perdonamos, pero la naturaleza no perdona nunca. Y cuando el egoísmo en una familia sin arraigo rechaza la vida, esa vida de alguna manera se venga. Y es lo que vemos en estos tiempos: los padres que no quieren hijos, o que no quieren hacerse responsables de los hijos, y que después se encuentran en la vejez, con que los hijos rechazan a sus padres. Y por eso nuestro tiempo, es el tiempo de las clínicas abortistas y es el tiempo de los asilos para ancianos. La vida, la naturaleza, se venga. El que ha sido egoísta con la vida que nace se va a encontrar después con el egoísmo que rechaza a la vida que declina. Y en lugar del respeto por los ancianos, el olvido, el abandono, y el desprecio.
Por eso en las naciones donde ya se ha aprobado la Ley del Aborto, se empieza a discutir una Ley de Eutanasia. Para la desaparición, para la eliminación. Si miramos con un criterio materialista, con un criterio que no sea un criterio de Fe, ni siquiera un criterio íntegramente humano, con un criterio por el respeto a la vida, por cierto hay que eliminar a los viejos y a los niños porque ninguno de los dos produce. Esa es la mentalidad egoísta.
Pero donde se toca a la familia se crea una situación de desarraigo. Aquí desde el Altar hemos señalado también el año pasado que el Papa Juan Pablo II nos da un ejemplo de amor profundo a su Patria polaca, y él decía en el Mensaje a los jóvenes del Año de la Juventud cómo el amor a la familia o el arraigo de la familia nace también del amor y nace del arraigo de la Patria. Porque la Patria es como una prolongación de la familia, es como una familia grande, porque la Patria es mi familia y son también todas aquellas otras familias que están ligadas a la mía por lazos de historia común, de tradición, de cultura, de lengua, de Fe. Entonces cuando se afecta a la familia, cuando se hiere a la familia, se está hiriendo a la Patria en sus mismas raíces, en sus células fundamentales.
¿Qué podemos pensar de aquél que se avergüenza de sus padres, de una familia que rechaza la vida? Es negro el futuro de esa familia. Y lo mismo podemos decir: ¿qué podemos pensar de una Patria que quiere renegar de sus orígenes? Pero no podrán hacerlo. Porque esto que decimos, esta referencia que hacíamos al espíritu, al alma de los próceres que hicieron la Patria, San Martín, Belgrano… Esa es la realidad de nuestra Argentina y estos ideólogos extranjerizantes, estos ideólogos sin Patria que quieren desarraigar esto del alma de los argentinos, no podrán conseguirlo. Nuestra Patria está hecha así, nuestra Patria nació así. Esa es la realidad de nuestra Patria.
Los señores laicistas que quieren arrojar a Dios de las escuelas, desde hace más de cien años trabajan para eso, los que quieren arrancar el Crucifijo de las escuelas, tendrán también que arrancar los retratos de San Martín y los retratos de Belgrano, que son los primeros que tenían el Crucifijo y la enseñanza de la Fe en las escuelas. Los que no quieren que en las escuelas se enseñe a conocer a Dios, se enseñe el Catecismo, tendrían que prohibir que en las escuelas se enseñe el Martín Fierro, la obra más grande de nuestra literatura porque en el Martín Fierro se refleja la Fe de nuestros criollos, se refleja la Fe de nuestros gauchos. Los que quieren arrancar en la reforma constitucional los tímidos rasgos o afirmaciones de catolicismo que tiene nuestra Constitución argentina, tendrían que cambiar también los colores de nuestra Bandera, porque son los colores del manto de la Virgen por la voluntad de su creador, el general Belgrano.
Pero si una familia que olvida sus raíces, sus orígenes, si un hijo que reniega de sus padres y de lo que ha recibido de sus padres, un hijo que se avergüenza de sus padres, tiene un negro futuro, también es negro el futuro de una nación que reniega de los orígenes y del espíritu de aquellos que la fundaron y del espíritu con el cual la quisieron y con el cual la fundaron.

Defender el manto de la Inmaculada

Por eso, tenemos motivos para rezar al Señor por esa Patria y en este día de la Bandera. Pero la oración tiene que darnos fuerza para cumplir con nuestro deber en la familia, en la escuela. Pero el testimonio, cualquiera que sea el lugar donde Dios nos pide que demos testimonio, digámoslo con las palabras del mismo General Belgrano: «La Patria está en peligro inminente de sucumbir. Vamos pues soldados a defenderla. Veis en mi mano la Bandera Nacional que os distingue de las demás naciones del globo. No olvidéis jamás que vuestra obra viene de Dios. Que Él os ha concedido esta Bandera y que nos manda que la sostengamos con el honor que le corresponde. Jurad no abandonarla. Jurad sostenerla para arrollar a nuestros enemigos. Nuestra sangre derramaremos por esta bandera».
Y para terminar, expresando este espíritu poéticamente digamos:
«La Bandera es ese paño que simboliza la Patria,
y es el manto de la Virgen, Patrona de toda hazaña,
que por eso fue creada de color azul y blanca.
Cuando hizo falta una enseña justo previo a la batalla,
la que resistió al demonio en las selvas tucumanas,
la que envolvió al camarada en ese último viaje,
hacia las mismas entrañas de la tierra americana,
la que ha tremolado al viento sobre tantas mentes claras,
defendiendo a la Nación de invasores de otras playas.
La que llena de crespones mordiendo penas y lágrimas,
Cada 2 de abril recuerda su gesta contemporánea.
Cuando jures la Bandera y te acerques a besarla,
Piensa que pones los labios en el rostro de la Patria.
Será el gesto más puro, la caricia más honrada,
Porque al besar la Bandera, besas la Argentina amada.
Entre sus pliegues de seda se quedarán tus palabras,
para que el Señor te premie si las cumples y las guardas.
Y si al fin mueres por ella, ella será tu mortaja.
Tu cuerpo descansará en los brazos de la Patria,
porque te juro hijo mío, Argentina está completa
en la enseña azul y blanca».

Como en la familia podemos decir que el hombre no separe lo que Dios ha unido, podemos decirlo también de nuestra Patria. Que nadie se atreva a separar a aquellos que están unidos desde el principio de nuestra Historia. El amor a la Patria en la Bandera y el amor de Dios en los colores del manto de nuestra Virgen Inmaculada.

P. Alberto Ignacio Ezcurra

(Misa por la Patria. Sermón pronunciado en San Rafael, Mendoza, en la Parroquia Nuestra Señora de Luján, un 20 de junio, conmemorando también el Corpus Christi).